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Vol. 47. Núm. 2.
Páginas T55-T63 (Marzo - Abril 2023)
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Vol. 47. Núm. 2.
Páginas T55-T63 (Marzo - Abril 2023)
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Impacto de los corticoides sistémicos en el tiempo de hospitalización en pacientes con COVID-19
Impact of systemic corticosteroids on length of hospitalization among patients with COVID-19
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1885
Ester Zamarróna, Carlos Carpioa,
Autor para correspondencia
carlinjavier@hotmail.com

Autor para correspondencia.
, Elena Villamañánb, Rodolfo Álvarez-Salaa, Alberto M. Borobiac, Luis Gómez-Carreraa, Antonio Buñod, M. Concepción Pradosa, en nombre de los grupos de trabajo POSTCOVID@HULP y COVID@HULP 1
a Departamento de Neumología, IdiPAZ-Hospital Universitario La Paz, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, España
b Departamento de Farmacia, IdiPAZ-Hospital Universitario La Paz, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, España
c Departamento de Farmacología Clínica, IdiPAZ-Hospital Universitario La Paz, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, España
d Departamento de Análisis Clínico, IdiPAZ-Hospital Universitario La Paz, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, España
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Ester Zamarrón, Carlos Carpio, Elena Villamañán, Rodolfo Álvarez-Sala, Alberto M. Borobia, Luis Gómez-Carrera, Antonio Buño, Concepción Prados
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Tabla 1. Características basales de los pacientes hospitalizados con diagnóstico de la COVID-19 tratados con corticoides sistémicos
Tabla 2. Resultado de los pacientes hospitalizados con diagnóstico de la COVID-19 tratados o no con corticoides
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Resumen
Objetivo

la COVID-19 supuso una amenaza para la capacidad hospitalaria por el elevado número de ingresos, lo que llevó al desarrollo de diversas estrategias para liberar y crear nuevas camas hospitalarias. Dada la importancia de los corticoides sistémicos en esta enfermedad, se evaluó la eficacia de estos en la reducción de la duración de la estancia hospitalaria (EH) y se comparó el efecto de 3 corticosteroides diferentes sobre este resultado.

Método

se realizó un estudio de vida real de diseño tipo cohorte retrospectiva y controlado. Se analizó una base de datos hospitalaria de 3.934 pacientes hospitalizados con diagnóstico de COVID-19 en un hospital terciario entre abril y mayo de 2020. Se comparó un grupo de enfermos que recibieron corticosteroides sistémicos (grupo con corticoides [GC]) frente a un grupo control que no recibió corticosteroides sistémicos (grupo sin corticoides [GSC]) emparejado por edad, sexo y gravedad de la enfermedad mediante una puntuación de propensión. La decisión de prescribir glucocorticoides dependía principalmente del criterio del médico responsable.

Resultados

se compararon un total de 199 pacientes hospitalizados en el GC con 199 en el GSC. La EH fue más corta para el GC que para el GSC (mediana=3 [rango intercuartílico=0-10] vs. 5 [2-8,5]; p=0,005, respectivamente), mostrando un 43% más de probabilidad de ser hospitalizado ≤4 días que >4 días cuando se usaron corticosteroides. Además, esta diferencia solo la mostraron aquellos tratados con dexametasona (76,3% hospitalizados ≤4 días vs. 23,7% hospitalizados >4 días [p<0,001]). Los niveles de ferritina sérica, glóbulos blancos y plaquetas fueron más elevados en el GC. No se observaron diferencias en la mortalidad ni en el ingreso a la unidad de cuidados intensivos.

Conclusiones

el tratamiento con corticosteroides sistémicos se asocia con una disminución de la estancia hospitalaria en pacientes hospitalizados con diagnóstico de COVID-19. Esta asociación es significativa en aquellos tratados con dexametasona, no así en metilprednisolona o prednisona.

Palabras clave:
COVID-19
Corticoides
Dexametasona
Hospitalización
Abstract
Objective

The COVID-19 pandemic has posed a threat to hospital capacity due to the high number of admissions, which has led to the development of various strategies to release and create new hospital beds. Due to the importance of systemic corticosteroids in this disease, we assessed their efficacy in reducing the length of stay (LOS) in hospitals and compared the effect of 3 different corticosteroids on this outcome.

Méthod

We conducted a real-world, controlled, retrospective cohort study that analysed data from a hospital database that included 3934 hospitalised patients diagnosed with COVID-19 in a tertiary hospital from April to May 2020. Hospitalised patients who received systemic corticosteroids (CG) were compared with a propensity score control group matched by age, sex and severity of disease who did not receive systemic corticosteroids (NCG). The decision to prescribe CG was at the discretion of the primary medical team.

Results

A total of 199 hospitalized patients in the CG were compared with 199 in the NCG. The LOS was shorter for the CG than for the NCG (median=3 [interquartile range=0–10] vs. 5 [2–8.5]; p=0.005, respectively), showing a 43% greater probability of being hospitalised ≤4 days than >4 days when corticosteroids were used. Moreover, this difference was only noticed in those treated with dexamethasone (76.3% hospitalised ≤4 days vs. 23.7% hospitalised >4 days [p<0.001]). Serum ferritin levels, white blood cells and platelet counts were higher in the CG. No differences in mortality or intensive care unit admission were observed.

Conclusions

Treatment with systemic corticosteroids is associated with reduced LOS in hospitalised patients diagnosed with COVID-19. This association is significant in those treated with dexamethasone, but no for methylprednisolone and prednisone.

Keywords:
COVID-19
Corticosteroids
Dexamethasone
Hospitalization
Texto completo
Introducción

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) sigue siendo responsable de un gran número de hospitalizaciones. Entre el 12 y el 20% de pacientes con COVID-19 necesitan ser hospitalizados debido a una enfermedad severa que provoca un fallo respiratorio agudo apenas unas horas después del inicio de la disnea1,2. La mortalidad en este subgrupo de pacientes es extremadamente elevada, alcanzando tasas de entre el 20 y el 52%3,4.

Estas estadísticas tan alarmantes han supuesto un enorme desafío para el sistema sanitario, que se vio obligado a reducir el número de camas hospitalarias disponibles para pacientes sin COVID-19, ampliar la disponibilidad de camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y recurrir a recursos y dispositivos adicionales. De hecho, la demanda de camas hospitalarias fue tan grande en Madrid durante la primera ola de la pandemia que fue necesario convertir hoteles en hoteles hospital5 y adaptar una sala de exposiciones para transformarla en un hospital provisional. En concreto, para hacer frente a esta difícil situación, se construyó un hospital de pandemias en Madrid, así como numerosos hospitales de campaña por toda la geografía española.

Para mejorar los datos disponibles sobre tratamientos y resultados, se han evaluado distintos tratamientos para pacientes hospitalizados. Hasta el momento, los corticoides3, junto con los anticoagulantes, el antivírico remdesivir, los inmunomoduladores como el tocilizumab o el inhibidor de la Janus cinasa baricitinib, han demostrado un cierto grado de eficacia en ensayos clínicos aleatorizados, mientras que muchos otros agentes se encuentran actualmente bajo estudio6.

En relación con los corticoides sistémicos, la experiencia cosechada con otros síndromes de dificultad respiratoria aguda (SDRA) de origen vírico, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio, el síndrome respiratorio agudo severo y la influenza, ha demostrado un aclaramiento vírico más lento, una ausencia de beneficio e incluso un cierto riesgo de lesión7–9. Sin embargo, aunque en las primeras fases de la pandemia el tratamiento con corticoides no estaba recomendado en pacientes con COVID-1910, actualmente se sabe que, en la fase inflamatoria de la COVID-19 severa, éstos pueden reducir la producción de citoquinas proinflamatorias y aumentar la de citoquinas antiinflamatorias, así como mejorar la integridad de la barrera pulmonar y la microcirculación11–13. Afortunadamente la evidencia es cada vez mayor, demostrándose en el estudio aleatorizado RECOVERY que la dexametasona es capaz de reducir la mortalidad en pacientes con fallo respiratorio3. Además, múltiples estudios observacionales han demostrado que la administración de corticoides es beneficiosa en cuanto a retrasar el ingreso en la UCI, reducir la necesidad de ventilación mecánica14 e incluso disminuir la mortalidad14,15.

La dexametasona es un fármaco bien conocido con más de 60 años de uso en la clínica. Su potencial terapéutico se fundamenta en una serie de efectos. En primer lugar, se une a los receptores de glucocorticoides presentes en el citoplasma celular, responsables de activar ciertas células inmunitarias y dar lugar a la supresión proinflamatoria de ciertas citoquinas, algunas de las cuales están relacionadas con la progresión de la COVID-19. También es responsable de aumentar la expresión génica de la interleucina (IL)-10, un mediador clave en la respuesta antiinflamatoria. En segundo lugar, inhibe la adhesión de los neutrófilos a las células endoteliales, impidiendo la liberación de enzimas lisosomales y la quimiotaxis de leucocitos en el foco de la inflamación. Asimismo, inhibe la activación de los macrófagos, que están entre los principales responsables de las tormentas de citoquinas propias de la COVID-19 y que, a su vez, son una de las principales señas de identidad de la COVID-19 severa. Además, la dexametasona posee otros importantes beneficios, como su bajo coste, su disponibilidad generalizada y su efecto duradero, que permite pautas de administración de una vez al día11,16.

Dados los alentadores resultados de los estudios sobre corticoides ya mencionados, es de esperar que el tratamiento con estos fármacos sea también capaz de acortar la estancia hospitalaria (EH) de los pacientes, reduciendo por lo tanto el consumo de recursos sanitarios e incrementando la disponibilidad de camas hospitalarias para otros pacientes que pudieran necesitarlas. No obstante, no existen estudios que se hayan centrado en esta cuestión. Más aún, aunque ya existe abundante evidencia sobre la dexametasona, aún falta por evaluar el efecto de otros grupos de corticoides.

En este estudio, nos hemos centrado en la primera ola de la pandemia, en la que se empezó a recurrir al uso de los corticoides, comparando a los pacientes que recibieron corticoides con los que no lo hicieron. Se trata de un estudio con datos de la vida real, cuyo objetivo fue determinar la eficacia de los corticoides a la hora de acortar la EH en pacientes con COVID-19, en comparación con pacientes que no recibieron corticoides. El estudio también se centró en investigar qué grupo de corticoides es más efectivo a la hora de acortar la EH de los pacientes.

MétodosDiseño y objetivos del estudio

Se trata de un estudio de cohortes, controlado y retrospectivo, con datos de la vida real. El objetivo principal fue determinar el impacto de los corticoides sistémicos en la EH de pacientes hospitalizados por la COVID-19. También se investigó si el uso de corticoides podía estar relacionado con la aparición de complicaciones severas de la COVID-19, tales como la muerte o el ingreso en UCI. Por último, intentamos identificar qué subgrupo específico de corticoides es el más eficaz.

Pacientes y base de datos de COVID-19

En el estudio se incluyeron pacientes de 18 años o más ingresados en un hospital de 1.286 camas de Madrid (Hospital Universitario La Paz) de abril a mayo de 2020, con diagnóstico de COVID-19. Todos ellos recibieron corticoides sistémicos (grupo con tratamiento basado en corticoides [GC]). Debido a la escasa evidencia sobre el uso de corticoides sistémicos en esta enfermedad de que se disponía en ese momento, la prescripción de estos agentes dependía principalmente de la experiencia previa del facultativo. No se incluyó a pacientes no hospitalizados o dados de alta del servicio de urgencias tras una estancia de menos de 24 horas en el hospital.

Se incluyó un grupo control de pacientes, extraídos de una base de datos hospitalaria, que habían sido hospitalizados por COVID-19 durante el mismo período, pero que no habían recibido tratamiento con corticoides sistémicos (grupo sin corticoides [GSC]). Las características de los pacientes incluidos en esta base de datos fueron objeto de publicación anteriormente17. Se trataba de 3.934 pacientes tratados de forma consecutiva en el servicio de urgencias de un hospital universitario desde el 25 de febrero de 2021 hasta el 16 de junio de 2021 y que, posteriormente, fueron hospitalizados. La base de datos (llamada COVID@HULP) incluía 372 variables, agrupadas en variables demográficas, antecedentes clínicos, antecedentes infecciosos, síntomas, complicaciones, tratamientos (fuera de ensayos clínicos) y progresión de la enfermedad durante la EH. Para este estudio, se extrajo de la mencionada base de datos la información sobre edad, sexo, hábito tabáquico, trasmisión, comorbilidades, síntomas en el momento del ingreso, gravedad de la enfermedad, complicaciones, ingreso en UCI y fallecimiento durante la EH. La gravedad de la enfermedad se evaluó según lo previsto en el Documento Oficial Español sobre el Manejo Clínico de la COVID-19, que considera que una neumonía por COVID-19 es leve cuando la saturación de oxígeno es superior al 90%, no existen signos de gravedad y el paciente presenta una puntuación inferior a 2 en la escala CURB-65 y grave cuando existe fallo orgánico, una saturación de oxígeno por debajo del 90% o una frecuencia respiratoria superior a 30 respiraciones por minuto18.

Los pacientes (tratados o no con corticoides sistémicos) fueron pareados a razón de 1:1 por edad, sexo y gravedad de la enfermedad. El pareado estuvo a cargo del equipo de estadística de la Unidad Central de Investigación, que trabajó bajo estricto enmascaramiento hasta finalizar el análisis de los datos.

Los resultados de los análisis de laboratorio (hematología, bioquímica, microbiología) se extrajeron de distintos sistemas de gestión de datos hospitalarios y la información relativa a los fármacos utilizados durante la EH se extrajo del sistema de prescripción electrónica.

Los pacientes tratados con corticoides se identificaron por medio de un sistema de prescripción electrónica asistida (PEA). La tarea de identificar pacientes tratados con corticoides estuvo a cargo de un farmacéutico con dilatada experiencia en el uso de sistemas PEA.

El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Investigación del Hospital Universitario La Paz (PI-4455).

Criterios de evaluación

Los principales criterios de evaluación fueron la EH, la muerte y el ingreso en UCI. También se evaluaron las diferencias entre el GC y el GSC así como la aparición de complicaciones durante el período de hospitalización.

Análisis estadístico

La primera parte del análisis consistió en una evaluación de las características basales de ambos grupos de pacientes (GC y GSC). En la segunda parte, el análisis se centró en los subgrupos de corticoides utilizados. Los pacientes de ambos grupos fueron pareados por índice de propensión al tratamiento a razón de 1:1, según edad, sexo y gravedad de la enfermedad. Las variables cuantitativas se expresaron como medianas y rango intercuartílico (RIC). Para las variables categóricas, se utilizaron frecuencias y proporciones. Antes del análisis, se realizó una evaluación previa utilizando la prueba de Shapiro–Wilk. El análisis paramétrico se llevó a cabo con la prueba t de Student y el no paramétrico con la prueba U de Mann–Whitney. Las correlaciones entre las variables cuantitativas se analizaron utilizando la prueba de Spearman y la asociación entre las variables cualitativas se evaluó mediante la prueba de chi cuadrado o, en su caso, la prueba de Fisher. Por último, para investigar la relación entre el uso de corticoides y la EH, se utilizó un análisis de regresión logística. Para ello, los pacientes se clasificaron en 2 grupos según la duración de su EH: ≤4 y >4 días, dado que esa fue la EH media de la población incluida. La significación estadística se fijó en un valor de p ≤0,05. Los análisis estadísticos se realizaron utilizando la versión 4.0.4. del programa informático R.

ResultadosCaracterísticas basales de los pacientes incluidos

Se identificó un grupo de 288 pacientes hospitalizados con diagnóstico de COVID-19, tratados con corticoides durante el período de estudio. Finalmente se decidió no incluir a 89 de estos pacientes debido a la imposibilidad de encontrar un participante control en la base de datos hospitalaria tras aplicar el método de pareado por puntuación de propensión. Finalmente, 199 pacientes fueron asignados al GC y 199 al GSC (fig. 1).

Figura 1.

Pasos seguidos para la realización del estudio.

(0,14MB).

Al comparar los grupos GC y GSC no se observaron diferencias en cuanto a la distribución de comorbilidades. En lo relativo a la respuesta inflamatoria sistémica ante la COVID-19, solo los niveles de ferritina sérica (620,5 [RIC 216,5–1191,8] vs 312,5 [RIC 105,5–594,5]; p<0,001), recuento leucocitario (6,5 [RIC 5–9,4] vs 5,9 [RIC 4,4–8,5]; p=0,041) y plaquetario (256 [RIC 192–342] vs 225,5 [RIC 179–301,5]; p=0,016) fueron significativamente superiores en el GC en relación con el GSC. Las comparaciones entre ambos grupos se detallan en la tabla 1.

Tabla 1.

Características basales de los pacientes hospitalizados con diagnóstico de la COVID-19 tratados con corticoides sistémicos

GC(n=199)  GSC(n=199) 
Hombres, n (%)115 (57,8)  115 (57,8) 
Edad, años68 [56–78]  68 [56–78] 
Fumadores, n (%)16 (8,4)  13 (6,8)  0,688 
Comorbilidades
Obesidad, n (%)33 (16,8)  27 (13,8)  0,510 
  Cardiopatía, n (%)  49 (24,6)  46 (23,1)  0,814 
  Hipertensión, n (%)  97 (49)  101 (50,8)  0,802 
  EPOC, n (%)  17 (8,6)  20 (10,1)  0,730 
  Asma, n (%)  15 (7,6)  8 (4,0)  0,197 
  Diabetes mellitus, n (%)  46 (23,2)  52 (26,1)  0,580 
  Dislipemia, n (%)  84 (42,9)  84 (42,2)  0,978 
  Enfermedad hepática, n (%)  11 (5,5)  9 (4,5)  0,243 
  Enfermedad neurológica, n (%)  37 (18,9)  24 (12,1)  0,086 
  Enfermedad neoplásica, n (%)  36 (18,4)  29 (14,6)  0,390 
  Enfermedad renal, n (%)  28 (14,1)  18 (9,0)  0,153 
Estado funcional del paciente0,454
  Totalmente dependiente  16 (8,5)  10 (5,3) 
  Parcialmente dependiente  12 (6,4)  11 (5,9) 
  Independiente  160 (85,1)  167 (88,8) 
Oxigenoterapia a largo plazo2 (1)  1 (0,5)  0,868 
Embarazo1 (0,5)  4 (2,0)  0,374 
Convivencia/infección familiar33 (18,2)  30 (16,2)  0,710 
COVID-19 grave105 (52,8)  105 (52,8) 
Resultados de laboratorio
  PCR, mg/L  48,3 [10,9–126,5]  64,4 [17,9–147,6]  0,120 
  Fibrinógeno, mg/dL  562,5 [357,3–808,5]  625 [445–777]  0,078 
  Ferritina, ng/mL  620,5 [216,5–1191,8]  312,5 [105,5–594,5]  <0,001 
  Recuento leucocitos, x103/μL  6,5 [5–9,4]  5,9 [4,4–8,5]  0,041 
  RAL, x103/μL  0,9 [0,6–1,3]  1 [0,7–1,5]  0,214 
  Recuento plaquetas, x103/μL  256 [192–342]  225,5 [179–301,5]  0,016 
Dosis total de corticoides sistémicos
  Dexametasona, mg  60 [22–98]   
  Metilprednisolona, mg(Dosis mediana [IC 95%])(Dosis mediana equivalente de dexametasona [IC 95%])  492,5 [145–1000]98,5 [29–200]   
  Prednisona, mg(Dosis mediana [IC 95%])(Dosis mediana equivalente de dexametasona [IC 95%])  60 [28,8–152,5]9,6 [4,61–24,4]   

Datos expresados como medianas (rango intercuartílico) o números (porcentaje).

Comparaciones entre grupos realizadas mediante prueba t de Student para muestras independientes, prueba U de Mann–Whitney y prueba de chi cuadrado. Abreviaturas: EPOC = enfermedad pulmonar obstructiva crónica; GC = grupo con corticoides; GSC = grupo sin corticoides; PCR= proteína C reactiva; RAL=recuento absoluto de linfocitos.

La edad mediana de los pacientes tratados con corticoides fue de 68 años (RIC 56–78), un 57,8% de ellos fueron hombres. La dosis total de corticoides sistémicos clasificados según la clase de corticoides al que pertenecieran fue de 60 mg (RIC 22–98) para la dexametasona, 492,5 mg (RIC 145–1000) para la metilprednisolona y 60 mg (RIC 28,8–152,5) para la prednisona (tabla 1). Las cantidades de corticoides utilizados fueron convertidos en una dosis equivalente de dexametasona, dando lugar a una dosis mediana total de dexametasona de 12 mg (RIC 22–98) (tabla 1).

Efectos de la prescripción de corticoides en los resultados obtenidos

La EH fue estadísticamente más corta en el GC que en el GSC (3 [RIC 0–10] vs. 5 [RIC 2.0–8.5] días; p=0,005). Esta diferencia podría no estar relacionada con una mayor mortalidad, dado que la tasa de mortalidad no mostró diferencias entre los grupos (31% vs. 29,6%; p=0,861); ni con una mayor gravedad de la enfermedad en el momento del ingreso, puesto que la gravedad fue tenida en cuenta en el proceso de pareado de los grupos GSC y GC. De hecho, el GC experimentó una tasa más alta de complicaciones relacionadas con el SDRA durante su EH que el GSC (p=0,006). No se observaron diferencias en cuanto a la tasa de ingreso en UCI ni al desarrollo de otras complicaciones durante el período de hospitalización (tabla 2). Además, al convertir las dosis de las distintas clases de corticoides en dosis equivalentes de dexametasona, se observó que esta dosis estaba bien correlacionada con la EH (r=0,31; p=0,058).

Tabla 2.

Resultado de los pacientes hospitalizados con diagnóstico de la COVID-19 tratados o no con corticoides

  GC(n=199)  GSC (n=199) 
Duración de estancia hospitalaria  3 [0–10]  5 [2,0–8,5]  0,005 
Ingreso en UCI, n (%)  21 (10,7)  16 (8,1)  0,470 
Muerte, n (%)  61 (31,0)  59 (29,6)  0,861 
Ventilación mecánica invasiva, n (%)  11 (6,6)  15 (9,2)  0,508 
Infecciones concomitantes durante el ingreso, n (%)  31 (15,8)  19 (9,5)  0,085 
SDRA, n (%)  31 (15,8)  13 (6,5)  0,006 
Neumonía bacteriana concomitante, n (%)  20 (10,3)  11 (5,5)  0,120 
Insuficiencia cardíaca, n (%)  10 (5,1)  7 (3,5)  0,598 
Paro cardíaco, n (%)  5 (2,6)  5 (2,5)  1,000 
Insuficiencia renal, n (%)  23 (11,8)  22 (11,1)  0,942 
Síndrome confusional agudo, n (%)  26 (13,3)  26 (13,1)  1,000 
Complicaciones psiquiátricas  7 (3,6)  6 (3,0)  0,985 

Los datos se expresan como medias [rango intercuartílico] o números (porcentajes). Comparaciones entre grupos realizadas mediante prueba t de Student para muestras independientes, prueba U de Mann–Whitney y prueba de chi cuadrado. Abreviaturas: GC=grupo con corticoides; GSC = grupo sin corticoides; SDRA = síndrome de distrés respiratorio agudo; UCI=unidad de cuidados intensivos.

Los pacientes se clasificaron en 2 grupos según la duración de su EH, ≤4 y >4 días, ya que esa fue la EH mediana de la población incluida. El modelo de regresión logística reveló que la prescripción de corticoides conllevaba una probabilidad de un 43% superior de ser hospitalizado dentro de los primeros 4 días en el GSC (OR 0,57 [0,37-0,87; p=0,009]).

Análisis del impacto del tipo de corticoide utilizado en la duración de la estancia hospitalaria

En este análisis, solo se incluyeron pacientes tratados con un único tipo de corticoides durante todo el tiempo que permanecieron ingresados. Solo se observaron diferencias en los sujetos tratados con dexametasona, de los que un 76,3% permaneció hospitalizado ≤4 días y un 23,7% >4 días (p<0,001). Para las otras clases de corticoides no se observaron diferencias en materia de EH (fig. 2).

Figura 2.

Distribución de la estancia hospitalaria según el corticoide utilizado EH = estancia hospitalaria.

(0,12MB).
Discusión

La pandemia de la COVID-19, especialmente durante la primera ola, obligó a paralizar la práctica totalidad de hospitalizaciones por problemas no relacionados con la COVID-19, así como las cirugías no urgentes, para poder ocuparse de todos los pacientes con la COVID-19 grave que requerían ser ingresados. Además, aunque el número de camas UCI ya se había incrementado de forma significativa, en algunos momentos de la pandemia resultó ser insuficiente19. Por lo tanto, la reducción de la EH fue (y sigue siendo) extremadamente beneficiosa para atender a los pacientes que requieren ser hospitalizados.

En la primera ola de la pandemia de la COVID-19 hubo un período durante el cual los corticoides no se recomendaban de forma rutinaria, llegando incluso a considerarse contraindicados. Posteriormente, se tuvo conocimiento de los primeros datos que avalaban su uso en pacientes con la COVID-19 grave18. Los hallazgos de este estudio retrospectivo de cohortes con datos de la vida real permiten demostrar que los corticoides, específicamente la dexametasona, consiguen reducir la EH en pacientes con altos niveles de marcadores inflamatorios, en comparación con los del grupo de control. Como se ha demostrado, los pacientes del GC registraron altos niveles de plaquetas y leucocitos, con niveles de ferritina dos veces mayores que los del GSC. La COVID-19 severa es causada por un incremento sistémico excesivo de citoquinas y quimioquinas, también llamado «tormenta de citoquinas», que suele provocar daño pulmonar inmunopatológico y lesiones alveolares difusas, pudiéndose desarrollar SDRA e incluso producirse la muerte del paciente20. En este subgrupo de individuos, se ha descrito un fenotipo hiperinflamatorio en el que las concentraciones séricas de los marcadores inflamatorios y de la coagulación (incluidas la ferritina, el dímero D y la proteína C reactiva), así como de citoquinas proinflamatorias (como IL-2R, IL-6, IL-10 y el factor de necrosis tumoral-α) registran valores elevados, registrándose menores niveles de linfocitos y neutrófilos y observándose incluso reprogramación inmunometabólica13,21,22. Puesto que los corticoides son potentes agentes inmunomoduladores que, en algunos individuos, pueden romper el bucle de retroalimentación inflamatoria11 (como hemos visto en el grupo GC), aquellos pacientes con niveles de inflamación más altos podrían obtener un mayor beneficio en materia de EH11–13,21.

La investigación realizada en el marco de este estudio se llevó a cabo durante un período en el que comenzaban a aparecer las primeras noticias sobre los beneficios de los corticoides en pacientes con la COVID-19. Dado que en el momento de realizar este estudio los datos eran aún heterogéneos y todavía no se sabía qué clase de corticoides eran los más idóneos, nuestro hospital permitió a cada facultativo escoger entre los 3 tipos de corticoides ya mencionados en función de su propio criterio. Mientras que la dexametasona consiguió reducir la EH, ni la metilprednisolona ni la prednisona consiguieron ese resultado.

La mayoría de los datos empíricos recogidos hasta la fecha sobre la COVID-19 se refieren a la dexametasona. De hecho, el mayor estudio aleatorizado sobre el uso de corticoides en pacientes con COVID-19 grave fue el estudio RECOVERY, en el que se observó que la administración de dexametasona conseguía reducir la mortalidad en pacientes con fallo respiratorio3. Este resultado fue, posteriormente, confirmado por 2 metaanálisis que incluyeron un gran número de pacientes críticos con datos heterogéneos23,24. La metilprednisolona también ha demostrado producir mejores resultados clínicos, incrementar el número de días sin asistencia ventilatoria, y reducir la tasa de mortalidad en pacientes con la COVID-19 de moderada a grave14,25,26. De hecho, se han publicado 2 estudios aleatorizados en pacientes con la COVID-19 hospitalizados en los que la metilprednisolona se asoció con un menor uso de ventilación mecánica y un acortamiento de la permanencia de los pacientes en el hospital, en comparación con la dexametasona27,28.

Al evaluar ambos ensayos clínicos, se observa que la dosis de metilprednisolona utilizada fue mucho más elevada que la de dexametasona, lo que dificulta la extracción de conclusiones en cuanto a si la metilprednisolona es mejor opción que la dexametasona, o si la mejora experimentada por este grupo de pacientes se debió a la administración de una dosis superior de corticoides. Por otro lado, al comparar los datos de nuestro estudio con los de otras series, cabe formular ciertas observaciones. En primer lugar, aunque nuestra cohorte registró una tasa de mortalidad más elevada que la observada en el ensayo RECOVERY3, esta se mantuvo dentro de los rangos publicados en otras series2–4. Es preciso considerar el sesgo de selección que caracteriza a los estudios clínicos aleatorizados, según el cual podría excluirse a los pacientes más graves. Afortunadamente, la mortalidad parece haber ido reduciéndose según ha avanzado la pandemia. En segundo lugar, la proporción de pacientes ingresados en la UCI en nuestro estudio fue menor a la de otras cohortes3,4,29. Esta diferencia se debe probablemente a la labor de las unidades intermedias de cuidados respiratorios, integradas dentro del servicio de neumología de nuestro hospital durante la pandemia19,30. Los sistemas de ventilación no invasiva, así como otras estrategias de asistencia respiratoria no invasiva como la oxigenoterapia de alto flujo con cánula nasal, han desempeñado un importante papel en este sentido1,29,31. Estas terapias podrían aplicarse en combinación con una estrecha vigilancia cardiorrespiratoria en estas unidades con el fin de reducir o retrasar los ingresos en UCI en pacientes que requieren asistencia respiratoria no invasiva en situaciones de crisis y acelerar las altas de la UCI. También se podrían aplicar en pacientes no aptos para ser ingresados en la UCI debido a sus comorbilidades.

La principal fortaleza de nuestro estudio radica en que se centra en una cohorte de vida real estudiada en el momento en que comenzaron a utilizarse los corticoides para tratar la COVID-19. Esto permitió comparar los grupos de tratamiento con corticoides dentro del mismo contexto clínico (protocolos de tratamiento de un único hospital), durante la misma ola de la COVID-19. El estudio también incluye un grupo de control, pareado por sexo, edad y gravedad de la enfermedad, que representa una gran proporción de los pacientes hospitalizados con la COVID-19 en España.

No obstante, este estudio adolece de ciertas limitaciones. En primer lugar, fue realizado en un único centro hospitalario sobre una muestra de pacientes relativamente pequeña, lo que reduce la validez externa de los resultados obtenidos y se antoja insuficiente para analizar el efecto del fármaco estudiado sobre la mortalidad. Dicho esto, cabe destacar que el número de pacientes estudiados es mayor de lo habitual en los estudios observacionales que analizan los efectos de los corticoides14,26,27. En segundo lugar, aunque el estudio explora diversas características basales de los pacientes, el propio diseño del análisis y su naturaleza retrospectiva hacen que puedan no haberse evaluado ciertos factores, lo que podría distorsionar la interpretación de los resultados. No obstante, como se ha señalado más arriba, los datos fueron extraídos de una base de datos compleja que alberga una multitud de posibles variables que podrían dar lugar a confusión. En tercer lugar, el diseño transversal del estudio solo permite evaluar asociaciones o relaciones potenciales. Para evaluar la causalidad, sería menester llevar a cabo un estudio en que los pacientes fueran seguidos a largo plazo. Además, no disponemos de información sobre las necesidades de suplementación de oxígeno o de ventilación mecánica no invasiva de los pacientes. Por último, cabe señalar que, en el momento de recoger estos resultados, no disponíamos de datos clínicos sobre mortalidad a largo plazo, lo que hubiese enriquecido significativamente nuestros resultados. No obstante, estos pacientes asisten a consultas de seguimiento post-COVID, lo que podría resolver esta limitación en el futuro.

En conclusión, los corticoides, especialmente la dexametasona, podrían acortar las EH de los pacientes hospitalizados, lo que tendría un impacto positivo sobre la capacidad hospitalaria durante la pandemia de la COVID-19.

Financiación

Los autores declaran que no han recibido financiación alguna para la elaboración de este artículo.

Autoría

Ester Zamarrón y M. Concepción Prados contribuyeron igualmente a este trabajo.

Conflicto de intereses

Los autores declaran que no poseen ningún conflicto de intereses en relación con este trabajo.

Agradecimientos

Los autores desean agradecer a María Jiménez González de la Unidad Central de Investigación Clínica del Hospital Universitario La Paz, por su colaboración en el análisis estadístico.

Anexo A

GRUPO POSTCOVID HULP

Servicio  Apellidos  Nombre 
Medicina  Arnalich Fernández  Francisco 
  Fernández Capitán  Carmen 
  Salgueiro Origlia  Giorgina 
  Moreno Fernández  Alberto 
Laboratorio  Buño Soto  Antonio 
  Qasem Moreno  Ana Laila 
  Prieto Arribas  Daniel 
Aparato respiratorio  Álvarez Sala Walther  Rodolfo 
  Gómez Carrera  Luis 
  Carpio Segura  Carlos 
  Mariscal Aguilar  Pablo 
  Laorden Escudero  Daniel 
  Plaza Moreno  Cristina 
  Arnalich Montiel  Victoria 
Unidad Central de Inv. Clínica  Borobia Pérez  Alberto 
  Jiménez González  María 
Enfermería  Alegre Segura  Carmen 
  Cuesta Luzzy  Tania 
  Martínez Gómez  Alejandra 
  Moreno Juan  Ana María 
  Rey Iborra  Cristina 
  Sanz Jiménez  Andrea 

Anexo B

Grupo COVID HULP

APELLIDOS  NOMBRE 
Comité científico   
Arribas  José Ramón 
Borobia  Alberto M. 
Carcas-Sansuán  Antonio 
Frías  Jesús 
Ramírez  Elena 
Martín-Quirós  Alejandro 
Quintana-Díaz  Manuel 
Mingorance  Jesús 
Arnalich  Francisco 
Moreno  Francisco 
Carlos Figueiras  Juan 
García-Arenzana  Nicolás 
Servicio de microbiología   
Montero Vega  María Dolores 
Romero Gómez  María Pilar 
Toro-Rueda  Carlos 
García-Bujalance  Silvia 
Ruiz-Carrascoso  Guillermo 
Cendejas-Bueno  Emilio 
Falces-Romero  Iker 
Lázaro-Perona  Fernando 
Ruiz-Bastián  Mario 
Gutiérrez-Arroyo  Almudena 
Girón De Velasco-Sada  Patricia 
Dahdouh  Elie 
Gómez-Arroyo  Bartolomé 
García-Sánchez  Consuelo 
Guedez-López  Virginia 
Bloise-Sánchez  Iván 
Alguacil-Guillén  Marina 
Liras-Hernández  María Gracia 
Sánchez-Castellano  Miguel Ángel 
García-Clemente  Paloma 
González-Donapetry  Patricia 
San José-Villar  Sol 
de Pablos Gómez  Manuela 
Gómez-Gil  Rosa 
Corcuera-Pindado  María Teresa 
Rico-Nieto  Alicia 
Servicio de farmacia   
Herrero  Alicia 
Laboratorio   
Prieto Arribas  Daniel 
Oliver-Sáez  Paloma 
Mora Corcovado  Roberto 
Fernández-Calle  Pilar 
Alcaide Martín  M. José 
Díaz-Garzón Marco  Jorge 
Fernández-Puntero  Belén 
Núñez Cabetas  Rocío 
Crespo Sánchez  Gema 
Rodríguez Fraga  Olaia 
Méndez del Sol  Helena 
Duque Alcorta  Marta 
Gómez Rioja  Rubén 
Sanz de Pedro  María 
Pascual García  Lydia 
Segovia Amaro  Marta 
Iturzaeta Sánchez  José Manuel 
Rodríguez Gutiérrez  Mercedes 
Pérez García Morillon  Amparo 
Martínez Gallego  Miguel Ángel 
Fabre Estremera  Blanca 
Martínez  Estefaní 
Moreno Parra  Isabel 
Rodríguez Roca  Neila 
Ortiz Sánchez  Daniel 
Simón Velasco  Manuela 
Gabriela Tomoiu  Ileana 
Pizarro Sánchez  Cristina 
Montero San Martín  Blanca 
Qasem Moreno  Ana Laila 
Gómez López  Marta 
Casares Guerrero  Ismael 
Buño Soto  Antonio 
Servicio de radiología   
Martí de Gracia  Milagros 
Parra Gordo  Luz 
Diez Tascón  Aurea 
Ossaba Vélez  Silvia 
Pinilla  Inmaculada 
Cuesta  Emilio 
Fernández-Velilla  María 
Torres  María Isabel 
Garzón  Gonzalo 
Medicina preventiva   
Pérez-Blanco  Verónica 
Quintás-Viqueira  Almudena 
San Juan  Isabel 
Cantero-Escribano  José Miguel 
Pérez-Romero  César 
Castro-Martínez  Mercedes 
Hernández-Rivas  Lucía 
Pedraz  Teresa 
Fernández-Bretón  Eva 
García-Vaz  Claudia 
Robustillo-Rodela  Ana 
Medicina de urgencias   
Torres Santos-Olmo  Rosario María 
Rivera Núñez  Angélica 
Fernández Fernández  Ignacio 
Noguerol Gutiérrez  Marina 
Martínez Virto  Ana María 
González Viñolis  Manuel 
Cabrera Gamero  Regina 
Mayayo Alvira  Rosa 
Marín Baselga  Raquel 
Lo-Iacono García  Victoria 
Lerín Baratas  Macarena 
Romero Gallego-Acho  Paloma 
Reche Martínez  Begoña 
Tejada Sorados  Renzo 
Rico Briñas  Mikel 
Deza Palacios  Ricardo 
Fabra Cadenas  Sara 
Arroyo Rico  Isabel 
Dani Ben-Abdellah  Lubna 
Labajo Montero  Laura 
Soriano Arroyo  Rubén 
López Corcuera  Lorena 
Calvin García  Elena 
Martínez Álvarez  Susana 
López-Tappero Irazábal  Laura 
Pilares Barco  Martín 
González Peña  Olga 
Bejarano Redondo  Guillermina 
Iglesias Sigüenza  Alberto 
Tung Chen  Yale 
Maroun Eid  Charbel 
Bravo Lizcano  Ruth 
Silvestre Niño  Miguel 
Perdomo García  Frank 
Alonso González  Berta 
Antón Huguet  Berta 
Arenas Berenguer  Isabel 
Cabré-Verdiell Surribas  Clara 
Marqués González  Francisco 
Muñoz del Val  Elena 
Molina  María Ángeles 
Cancelliere Fernández  Nataly 
Pastor Yvorra  Sivia 
Frade Pardo  Laura 
López Arévalo  Paloma 
García  Isabel 
Medicina interna   
Fernández Capitán  Carmen 
González García  Juan José 
Herrero  Juan 
Quesada Simón  María Angustias 
Robles Marhuenda  Ángel 
Soto Abanedes  Clara 
Noblejas Mozo  Ana María 
Ramos  Juan Carlos 
Jaras Hernández  María Jesús 
Martínez Robles  Elena 
Moreno Fernández  Alberto 
Sánchez Purificación  Aquilino 
Martin Gutiérrez  Juan Carlos 
Martínez Hernández  Pedro Luis 
Sancho Bueso  Teresa 
Lorenzo Hernández  Alicia 
Gutierrez Sancerni  Belén 
Salgueiro  Giorgina 
Martín Carbonero  Luz 
Mostaza  José María 
Martínez-López  María Ángeles 
Hontañon  Víctor 
Menéndez  Araceli 
Álvarez Troncoso  Jorge 
Castellano  Arancha 
Marcelo Calvo  Cristina 
Vives Beltrán  Ivo 
Ramos Ruperto  Luis 
Daroca Bengoa  Germán 
Arcos Rueda  María 
Vásquez Manau  Julia 
Fernández Cidón  Pelayo 
Herrero Gil  Carmen Rosario 
Palmier Peláez  Esmeralda 
Untoria Tabares  Yeray 
Lahoz  Carlos 
Estirado  Eva 
Hernández  Clara 
García-Iglesias  Francisca 
Monteoliva  Enrique 
Martínez  Mónica 
Varas  Marta 
González Alegre  Teresa 
Valencia  Maria Eulalia 
Moreno  Victoria 
Montes  María Luisa 
Servicio de neumología   
Alcolea Batres  Sergio 
Cabanillas Martín  Juan José 
Carpio Segura  Carlos 
Casitas Mateo  Raquel 
Fernández-Bujarrabal Villoslada  Jaime 
Fernández Navarro  Isabel 
Fernández Lahera  Juan 
García Quero  Cristina 
Hidalgo Sánchez  María 
Galera Martínez  Raúl 
García Río  Francisco 
Gómez Carrera  Luis 
Gómez Mendieta  María Antonia 
Mangas Moro  Alberto 
Martínez Cerón  Elisabet 
Martínez Redondo  María 
Martínez Abad  Yolanda 
Martínez-Verdasco  Antonio 
Plaza Moreno  Cristina 
Quirós Fernández  Sarai 
Romera Cano  Delia 
Romero Ribate  David 
Sánchez Sánchez  Begoña 
Santiago Recuerda  Ana 
Villasante Fernández-Montes  Carlos 
Zamarrón de Lucas  Ester 
Arnalich Montiel  Victoria 
Mariscal Aguilar  Pablo 
Falcone  Adalgisa 
Laorden Escudero  Daniel 
Prados Sánchez  María Concepción 
Álvarez-Sala Walther  Rodolfo 
Cuidados intensivos   
García  Andony 
Arévalo  Cristina 
Gutiérrez  Carola 
Yus  Santiago 
Asensio  María José 
Sánchez  Manolo 
Manuel Añón  José 
Manzanares  Jesús 
García de Lorenzo  Abelardo 
Perales  Eva 
Civantos  Belén 
Cachafeiro  Lucía 
Agrifoglio  Alexander 
Estébanez  Belén 
Flores  Eva 
Hernández  Mónica 
Millán  Pablo 
Rodríguez  Montserrat 
Nanwani  Kapil 
UCI pediatría   
Arizcun  Beatriz 
Pérez-Costa  Elena 
Rodríguez-Álvarez  Diego 
Sánchez-Martín  María 
Quesada  Úrsula 
Román-Hernández  Carmen 
Dorao  Paloma 
Álvarez-Rojas  Elena 
Menéndez  Juan José 
Verdú  Cristina 
Gómez-Zamora  Ana 
Schüffelmann  Cristina 
Calderón-Llopis  Belén 
Laplaza-González  María 
Río-García  Miguel 
Amores-Hernández  Irene 
Rodríguez-Rubio  Miguel 
de la Oliva  Pedro 
Servicio de cardiología   
Ruiz  José 
Rosillo  Sandra 
González  Óscar 
Iniesta  Ángel 
Ponz  Inés 
Servicio de anestesia   
Muñoz Ramón  José María 
Hernández Gancedo  María Carmen 
Uña Orejón  Rafael 
Sanabria Carretero  Pascual 
Moreno Gómez-Limón  Isidro 
Seiz-Martínez  Alverio 
Guasch-Arévalo  Emilia 
Martín-Carrasco  Cristina 
Alvar  Elena 
Serrá  Lucía 
Iannuccelli  Fabricio 
Latorre  Julieta 
Casares  Sandra 
Valbuena  Isabel 
Díaz Díez Picazo  Luis 
Rodríguez Roca  Cristina 
Cervera  Omar 
García de las Heras  Esteban 
Durán  Pilar 
Castro  Carmen 
Manrique de Lara  Carlos 
Veganzones  Javier 
López-Tofiño  Araceli 
Fernández-Cerezo  Estefanía 
Zurita  Sergio 
López-Martinez  Mercedes 
Prim  Teresa 
Alvárez del Vayo  Julia 
Alcaraz  Gabriela 
Castro  Luis 
Yagüe  Julio 
Díaz-Carrasco  Sofía 
González-Pizarro  Patricio 
Montero  Ana 
Sagra  Francisco Javier 
Suárez  Alejandro 
Cuidados paliativos   
Díez Porres  Leyre 
Varela Cerdeira  María 
Alonso Babarro  Alberto 
Copiado de datos   
Abellán Martínez  Francisco 
Alonso Eiras  Jorge Ignacio 
Álvarez Brandt  Alejandra 
Archinà  Martina 
Arribas Terradillos  Silvia 
Baselga Puente  Trinidad 
Barco Núñez  Pilar 
Barrera López  Natalia Guadalupe 
Barrera López  Lorena 
Bartrina Tarrio  Andrés 
Bassani  Gemma 
Betancort de la Torre  Paula 
Blanco Bartolomé  Irene 
Blasco Andrés  Celia 
Brieba Plata  Lucía 
Cadenas Gota  Fernando 
Carrera Vázquez  Paloma 
Cascajares Sanz  Carlota 
Catino  Arianna 
Cavallé Pulla  Raquel 
Ceniza Pena  Daniel 
Conde Alonso  Ylenia María 
Currás Sánchez  Laura 
Daltro Lage  Marcelo 
Esteban Romero  Ana 
Fernández Vidal  María Luisa 
Ferrer Ortiz  Inés 
de la Fuente Regaño  Lydia 
Galindo Ballesteros  Pablo 
García-Bellido Ruiz  Sara 
García-Mochales Fortún  Carlos 
Gómez Ballesteros  Teresa 
Gómez Domínguez  Cecilia 
González Aguado  Nelsa 
González García  Sofía 
Guisández Martín  Jorge 
Hernández Liebo  Paula Alejandra 
Hernando Nieto  Raquel 
Llorente Cortijo  Irene María 
Marín García  Antonio 
López Pirez  Pilar 
Mejuto Illade  Lucía 
Palma  Marco 
Peña Hidalgo  Adrian 
Platero Dueñas  Lucía 
Pujol Pocull  David 
Ramírez Verdyguer  Miguel 
Redondo Gutiérrez  Marta 
Reinoso Lozano  Francisco 
Rodríguez Revillas  Ana 
Rodríguez Saenz de Urturi  Alejandro 
Romero Imaz  Lucía 
Sánchez Rico  Susana 
Sánchez Santiuste  Mónica 
Serrano de la Fuente  Patricia 
Serrano Martín  Henar 
Silva Freire  Thamires 
Soria Alcaide  Eva 
Suárez Plaza  Andrés Enrique 
Tejero Soriano  Beatriz 
Torrecillas Mainez  Andrea 
Torres Cortés  Javier 
Valentín-Pastrana Aguilar  María de las Mercedes 
Villanueva Freije  Angélica 
Virgós Varela  Marta 
Yagüe Barrado  Marta 
Yustas Benitez  Natalia 
Prevención de riesgos   
Núñez  M. Concepción 
Farmacología clínica   
Montserrat  Jaime 
Queiruga  Javier 
Rodríguez Mariblanca  Amelia 
Martínez de Soto  Lucía 
Urroz  Mikel 
Seco  Enrique 
Zubimendi  Mónica 
Stuart  Stephan 
Díaz  Lucía 
García  Irene 
Management:  Data 
García Morales  María Teresa 
Martín-Vega  Alberto 
Revisión de los datos   
Caro  Abel 
Martínez-Alés  Gonzalo 

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Baseline characteristics and outcomes of 1591 patients infected with SARS-CoV-2 admitted to ICUs of the Lombardy region, Italy.
JAMA, 323 (2020), pp. 1574-1581

Los nombres de los miembros del grupo de trabajo POSTCOVID@HULP están relacionados en el apéndice A y los nombres del grupo de trabajo COVID@HULP en el apéndice B

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